Ediciones Camelot en ECUADOR: Catálogo Disponible

Un rocket impactó sobre el cielo raso, el edificio se estremeció desde sus cimientos, se vinieron abajo los cuadros de las paredes agrietadas, cayó cemento sepultando sillas y mesas. El fuego comenzó a expandirse en el segundo piso, ¿correr? ¿Valdría la pena huir en medio de esa hecatombe? Las altas lenguas de fuego consumían el palacio. El humo se dispersaba como un fantasma de otro tiempo, inundaba todo con su paso volátil; era tan difícil respirar, habían tan pocas máscaras antigás. Las paredes comenzaron a agrietarse, podía escucharse perfectamente el tronido del adobe resquebrajándose. Las gruesas películas de hielo caían al suelo; entre las grandes y profundas grietas podían verse muchas hojas verdes, una enorme enredadera de tallos y raíces que buscaba por dónde salir, como si esos girasoles enormes, que permanecieron tanto tiempo dentro de las paredes del palacio, quisieran encontrarse con la terrible realidad que vivían los hombres.